¿Qué es la confianza?
En términos organizacionales, la confianza es la seguridad que tienen los miembros de un equipo en que las intenciones de sus compañeros son buenas y en que no hay razón para ponerse a la defensiva o protegerse porque no van a sufrir ningún daño. La confianza se crea con una de las cualidades básicas del liderazgo: LA VULNERABILIDAD.
Habitualmente, en los talleres en que trabajamos con equipos empezamos con un ejercicio de presentación que consiste en tres preguntas:
- Algo muy mío (un valor, un rasgo de carácter…).
- Algo que escondo (que no me gusta mostrar generalmente ante los demás).
- Algo que no soporto (basado en experiencias anteriores, cosas que me provocan antipatía o animadversión…).
Este simple ejercicio empieza a abrir un espacio distinto en el grupo. Cuanto más se conocen entre ellos, mejor entienden sus comportamientos y reacciones y menos se toman las cosas de forma personal.
El set-up es distinto, todos están sentados en círculo, la jerarquía se desdibuja y, por tanto, pierde importancia. Antes de que hablen los participantes, nosotros compartimos los pensamientos primero. Un aprendizaje fundamental en el desarrollo de los equipos para Gaia Balance es que la persona o personas que están al frente marcan hasta dónde va a llegar el equipo, ya que no podemos acompañar a nadie a un lugar que no hemos visitado antes. En ocasiones, las primeras personas en tomar la palabra no se arriesgan mucho, comparten temas más bien superficiales… hasta que, de repente, un miembro del equipo abre de verdad su corazón. Esa persona cambia el espacio y, a través de su valentía y su vulnerabilidad, abre un espacio distinto en el grupo. Entonces, el ambiente se relaja y podemos abordar estos aspectos con más profundidad, dado que las personas empiezan a ver y a dejarse ver, se crea la magia y conexión.
¿Qué es la vulnerabilidad?
Es la habilidad de una persona de mostrarse tal y como es, incluyendo sus imperfecciones y haciéndose cargo de sus errores desde la responsabilidad. La vulnerabilidad requiere de mucha valentía, porque en el desarrollo de una carrera profesional, la mayoría de la gente exitosa aprende a ser competitiva con sus compañeros y a proteger su reputación. No obstante, permitirse mostrarse auténtico y sin corazas es exactamente lo que se necesita para que el otro confié en ti y pueda abrirse a expresar lo que necesita. Por tanto, la vulnerabilidad se da cuando las personas se aceptan y se muestran tal y como son y se responsabilizan de su impacto.
Mostrar vulnerabilidad no deja a una persona sin protección. ¡Al contrario! Asume y se hace cargo de sí misma, lo bueno y lo malo. Cuando uno se hace responsable de sus errores y propone soluciones para corregirlos. Así es como se gana la credibilidad y la confianza del grupo.
Los equipos donde falta confianza desperdician una cantidad enorme de tiempo y energía controlando su conducta. Se ocultan mutuamente sus opiniones reales, sus errores, o sus resentimientos... O lo que es peor: pueden echarse la culpa unos a otros.
En el trabajo que desde Gaia Balance hacemos con los equipos y las empresas, nuestra primera tarea es crear un espacio seguro en el que la vulnerabilidad sea posible, en el que la confianza del equipo suba de manera exponencial para que puedan darse feedback y solucionar los conflictos de manera creativa. La confianza genera conversaciones auténticas y profundas que permiten crear un espacio relajado, de complicidad y de reconocimiento.
¿Y qué ocurre en espacios virtuales?
Exactamente lo mismo. El impacto de un espacio auténtico, en el que hay mucha presencia, una buen escucha y un ambiente no tóxico genera conexión, aunque sea a través de una cámara. La vulnerabilidad no tiene fronteras.
Un estudio de la universidad de Dublín muestra que un 10% de incremento en la confianza tiene el mismo impacto en el nivel de compromiso de los empleados que un 36% de subida salarial… y, sin duda, es más sostenible.
Parece simple: creo un espacio seguro, me abro a la vulnerabilidad y voilà, ya tengo un nivel de confianza alto. Nada más lejos de la realidad. La teoría es muy simple, como ocurre con muchos de los conceptos con los que trabajamos; ahora sí, la práctica es tremendamente retadora. Atreverse a mirar dentro de uno mismo y mostrarse es un ejercicio enorme de valentía. Hacerlo delante de los compañeros de trabajo es más difícil todavía. Como facilitadores, para nosotros es un ejercicio muy sutil y de escucha, de saber dónde está el equipo, hasta dónde está dispuesto a abrirse en ese momento para así, desde ese lugar, crear un lugar seguro, sin toxicidad y con un acuerdo potente de grupo para acompañarlos con una mezcla de reto y cariño a partes iguales.